CAPÍTULO 1. EL APRENDIZAJE, EJE DE LA ENSEÑANZA
Una de las principales metas del sistema educativo es conseguir un aprendizaje autorregulado, es decir, que los alumnos autorregulen su aprendizaje en la medida en que son participantes activos en su propio proceso de aprendizaje.
Ser un alumno autorregulado no significa ser un aprendiz espléndido, sino que si se equivoca, tiene las herramientas para analizar dónde, por qué y qué puede hacer para solventar las dificultades de aprendizaje. Pero no todos los educandos aprenden a regular su aprendizaje de forma natural, sino que necesitan un contexto que lo facilite. Así, este reto educativo exige un nuevo enfoque de enseñanza: la enseñanza centrada en el alumno y en su aprendizaje.
El significado de aprendizaje autorregulado: ¿qué te sugiere?
El aprendizaje autorregulado no está centrado únicamente en lo que se aprende sino también en la persona que lo aprende y cómo lo aprende. Además, este método esta muy relacionado con la palabra autonomía la cual remite a la capacidad de aprender a aprender. Esto es así, porque dicho método tiene como objetivo que el alumno sea capaz de dirigir su aprendizaje, que valore su actuación y achaque los éxitos a sus esfuerzos y los fracasos a su falta de trabajo, es decir, que se autoevalúe. Eso si, el educando contará con unas guías que le indiquen el aprendizaje esperado.
Además, este aprendizaje es un proceso en el cual el maestro puede comprobar el control que tiene una persona de sus acciones en distintos contextos.
Si se refuerza dicho aprendizaje se conseguirá que el alumno sepa motivarse, es decir, que haya una automotivación, que planifique su tiempo y esfuerzo y que dirija sus esfuerzos hacia metas personales.
En resumen, el aprendizaje autorregulado se puede definir como aquel proceso en el que el alumno es el principal responsable de su aprendizaje y motivación, acompañado eso si, de unas guías que le ayuden a alcanzar el aprendizaje deseado.
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