Reconocimiento del maestro en la sociedad actual
“Decir
que la enseñanza es un arte, no implica que los profesores nazcan y que no se
hagan. Por el contrario, los artistas aprenden y trabajan extraordinariamente
para ello. Pero aprenden a través de la práctica crítica de su arte.”
Hoy en día la figura del maestro está perdiendo importancia,
es tal dicha afirmación que numerosos maestros se ven coaccionados para actuar
diariamente en el aula en la que realizan su trabajo. Pero si es tan sencillo
ser maestro, ¿por qué se recibe una formación para poder llegar a ejercer con
dicho título?, ¿si todo el mundo puede enseñar porque cuando hay algún
conflicto difícil de solventar se acude al maestro?, ¿es necesario llegar al
límite para dar importancia a dicho trabajo?... Esta falta de reconocimiento
hace que un maestro pierda la motivación, factor indispensable para que lleve a
cabo una buena práctica educativa. Para que se de esta motivación el profesor
tiene que estar cómodo en su aula, interactuar con los alumnos y ver que
muestran interés, que su trabajo es reconocido y que los padres confían en la
actuación del maestro, el cual tiene una formación y conocimientos en los que
basarse para actuar de forma correcta. Estos factores necesarios para una
enseñanza ejemplar y óptima cada vez son mas difíciles de observar en los
centros educativos: madres que piden explicaciones a los profesores de sus
hijos por su actuación en el aula (actuación adecuada por parte del maestro y
siempre basándose en métodos aceptados y óptimos para el desarrollo de su
hijo), padres que dan consejos a los profesores de cómo deben realizar su
trabajo… son un ejemplo de las situaciones cada vez mas habituales en dicho
entorno educativo.
A mi parecer, ser profesor es una tarea esencial en todos los ámbitos ya que si alguien ha recibido una buena educación en su infancia y adolescencia, cuando vaya a elegir o actuar partirá de los valores aprendidos en esa etapa.
Esta falta de reconocimiento ha llevado a el empeoramiento
de la calidad educativa puesto que el profesor a perdido su autonomía personal
y no cuenta con la libertad necesaria como para llevar a cabo una buena
práctica docente.
Por último, cabe destacar las nuevas competencias y destrezas que se les pide a los maestros (dominar las tecnologías actuales, manejar varios idiomas…), y por ello se podría decir que se exige demasiado a los profesores y se les dificulta la motivación para que dicha formación continua tenga lugar. “No se pueden pedir tantas cosas y ofrecer tan pocas”.